jueves, 23 de diciembre de 2010

Una Navidad distinta

Una vez soñé con una Navidad distinta, donde las alegorías tradicionales ajenas a su espíritu, daban paso a la sensibilidad y a su primigenia esencia.

Caminaba por el centro comercial de la ciudad sin mayores obstáculos, la gente, en vez de buscar algún regalo material…


…se volcaba a los asilos de ancianos, a los hospitales públicos, a los internados de niños huérfanos, a los centros de recuperación de adictos, a las villas más pobres…


De ese modo, los “abuelos" recibían “tiempo y oídos ", los enfermos, canciones que representaban “caricias al corazón", los “niños sin cuna", experimentaban una “Nochebuena” al calor del hogar


los adictos, presos de una pesadilla sin fin, conocían de la existencia de “alas de libertad” de una mariposa solidaria, las zonas excluidas, foco de resentimiento social, volvían a creer que eran seres humanos y parte integrante de una Sociedad.


En cada hogar, la Estrella de Belén, guiaba los pasos en busca del destino común, al pie de cada árbol navideño esperando su apertura, había paquetes que contenían ternura, paz, solidaridad, amor, esperanza;


En lo alto, en una nube que semejaba una humilde cuna de paja, un niño sonriente extendía sus brazos en señal de bendición.


un “anciano de barba blanca” visitaba cada vivienda y en una gran bolsa recogía el odio, la soberbia, la malicia, la mezquindad, el individualismo, arquetipos de una sociedad enferma de un placer estéril y pasajero.


Luego, desperté en medio del bullicio, largas filas de personas en los comercios, carros cargados de finas champañas, exóticas comidas y grandes paquetes con regalos de todo tipo enmarcaban el paisaje….


en el fondo de un mar oscuro y tenebroso, otro niño de grandes y brillantes ojos rojos y sonrisa maquiavélica, se restregaba las manos, al otro, al de las alturas, copiosas lágrimas le surcaban el rostro y en forma de lluvia, inundaban el valle… Abuelos y niños solitarios, mesas vacías, hombres y mujeres desvaídos  y con la mirada extraviada completaban el lúgubre escenario;


Hermano, Hermana, compara estos dos mundos, uno real, el que nos duele, el otro imaginario, el que debemos construir, cual de ellos colma tu alma, cual da plenitud a tu espíritu, cual de ellos el 26 de diciembre le dará sentido a tu vida.


Piensa que con tu diaria y positiva actitud, no sólo en vísperas de fiestas,
harás sonreír al Niño Divino y junto a EL reirán millones de seres humanos,
sólo de ese modo podremos decir, FELIZ Y REAL NAVIDAD.-