miércoles, 12 de agosto de 2015

Oda al Trabajador II


El tiempo pasa, siempre ocurre, nada lo detiene. A veces pasa sin que nos demos cuenta. Al tomar contacto con la realidad, puede ocurrir que pasaron muchos días, muchas horas, sin haber hecho lo que debíamos hacer. Así pasa con mi blog, a veces le escribo, a veces no, como esos viejos enamorados insatisfechos, indecisos de su amor. Mi primera "Oda al Trabajador, fue escrita hace una década aproximadamente, publicada en este espacio un tiempo después; ahora comparto la segunda parte, esperando que ella ocupe el espacio vacío de este tiempo sin comunicación.
ODA AL TRABAJADOR II
Una década ha pasado, de aquel rebelde estertor,
donde un pregonero, gritaba su “Oda al trabajador”.
Clamaba que el laburante siembra y no recoge gran fruto de su labor, 
que mayormente la cosecha,se la queda el patrón.

A veces el Señor Estado, un avieso empresario o algún explotador
No sólo se queda con gran parte de la torta, 
sino con la ...
de mejor sabor.

Qué ha cambiado desde entonces, nadie sabe a ciencia cierta decírmelo;
los números del Indec dirán que mucho o todo, 
las mediciones privadas dirán que no, 
que quizás poco y nada cambió.

Para mi la realidad indica
que sigue habiendo trabajo en negro, pobreza y desocupación.
Es que vi niños con hambre hurgando en la basura,haciendo fila en un comedor,
algunos durmiendo en la calle,otros presos de la droga, con un agravante, 
no consumen de la "buena", fuman "paco", la basura, lo peor.

También vi abuelos morirse sin cobrar una digna jubilación,
Le llaman la década ganada, porque dicen, lograron la inclusión.
Que vayan a las orillas, a nuestra geografía interior, 
verán a los olvidados, los indignados, 
a las víctimas de una repetida inundación, 
una zaga interminable de vergüenza y desamor.

Dentro de poco habrá elecciones,
las promesas y esperanzas renuevan la ilusión,
de un pueblo desencantado por la miseria, la pérdida de valores,
la caída de la república, la inseguridad, el triunfo de la sinrazón.

No se niega las conquistas, pero con un dedo no se tapa el sol, 
ya mi voz se volvió ronca, de tanto grito pelado de dolor.
Que la nueva siembra traiga mejor cosecha,
que brille un sol nuevo, que nos una y no divida, 
requiere nuestra nación.

Que el pregonero calle por fin su voz, 
que sean eternos los laureles, que otros supieron conseguir,

coronados de justicia vivamos, 
para que no juremos de pena morir
y si morimos, lo hagamos luchando, por un mejor existir.

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